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San John Henry Newman, nuevo Doctor de la Iglesia

Dr. Carlos Gutiérrez Lozano

 

John Henry Newman nació en Londres, Inglaterra el 21 de febrero de 1801, en el seno de una familia anglicana. A los quince años tuvo una conversión religiosa que le mostró la realidad personal de Dios. Esta experiencia le acompañó toda su vida. Estudió en el Trinity College de Oxford y se decidió por el servicio eclesiástico en la Iglesia anglicana. Fue ordenado diácono en 1824 y sacerdote en 1825. Junto con John Keble y Edward Pusey dirigió el famoso Movimiento de Oxford, que buscaba la renovación de la Iglesia anglicana según el espíritu de los Padres de la Iglesia. Sin embargo, sus estudios sobre los Padres de la Iglesia y el desarrollo de la doctrina cristiana le llevaron a la Iglesia católica. Se convirtió la noche del 8 al 9 de agosto de 1845. Fue enviado a Roma para estudiar teología católica y fue ordenada sacerdote católico en 1857. Allí en Roma conoció el Oratorio de San Felipe Neri e ingresó en él, junto con algunos compañeros. Con la autorización del Papa, fundó el Oratorio de Birmingham en 1858.

Fue invitado a fundar y presidir la Universidad Católica de Irlanda, pero después de varios malentendidos y dificultades, abandonó el proyecto, no sin antes pronunciar una serie de conferencias que se volvieron muy famosas: The Idea of a University. Los fracasos y malentendidos continuaron casi toda su vida como católico: en 1859 fue acusado de calumnia en el famoso Achilli-Affaire; los problemas con la casa de Londres llevaron a la separación de ambos Oratorios; fue acusado de herejía por su artículo sobre los laicos en la revista The Rambler; fue impedido para llevar a cabo una nueva traducción de la biblia al inglés y para la fundación del Oratorio en Oxford.

 

 

Ante estas situaciones, Newman se mantuvo siempre fiel a Dios y a su conciencia, orando y confiando pacientemente en la providencia de Dios, trabajando sencillamente como sacerdote en la parroquia y escuela del Oratorio de Birmingham. En 1864 respondió a la acusación de hipocresía que Charles Kingsley le dirigió a él y a todo el clero católico con la Apologia pro vita sua, la cual le devolvió la estima de muchos anglicanos y católicos. En 1879 el papa León XIII lo nombró cardenal. Murió el 11 de agosto de 1890.

Desde muy pronto, tanto la iglesia católica como la anglicana vio en Newman un modelo de santidad y una fuente de inspiración para el trabajo filosófico y teológico. Con toda razón ha sido llamado “Padre del Concilio Vaticano II”. Desde León XIII, todos los Papas le han manifestado su admiración y devoción: Pío XII le confió a Jean Guitton: “Un día Newman será Doctor de la Iglesia”; Juan XXIII citó a Newman en su encíclica inaugural, resaltando su importancia en la lucha por la unidad de los cristianos; Pablo VI hablaba a menudo de la actualidad de Newman y lo consideraba “un faro cada vez más luminoso para todos los que buscan una orientación informada y una guía segura en medio de las incertidumbres del mundo moderno”; Juan Pablo II subrayó en numerosas ocasiones su afinidad con el gran converso inglés. En una ocasión declaró que “los escritos de Newman muestran con gran claridad su amor inquebrantable por la Iglesia como una efusión incesante del amor de Dios por la humanidad en todas las etapas de la historia”. Fue san Juan Pablo II quien lo declaró venerable el 22 de enero de 1991; Benedicto XVI, quien aprendió de Newman la dimensión histórica de la teología y del dogma, lo declaró beato el 19 de septiembre de 2010; el Papa Francisco lo canonizó el 13 de octubre de 2019 y lo citó varias veces en sus Encíclicas; finalmente, el Papa León XIV lo declarará solemnemente Doctor de la Iglesia el 1 de noviembre de 2025, lo que significa que sus escritos (alrededor de ochenta volúmenes de sermones, obras teológicas y filosóficas, cartas, novelas, poemas, oraciones y meditaciones) son ayuda segura y confiable para la fe católica.

San John Henry Newman es un modelo de vida cristiana para nuestros tiempos modernos. Al declararlo Doctor de la Iglesia, la Iglesia nos invita a acercarnos con confianza a escritos, sabiendo que allí descubriremos la belleza de la verdad católica, que es Jesucristo.

 

*¡Espera las novedades de Buena Prensa sobre San John Henry Newman!

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