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La esperanza en el camino. El mensaje del papa León XIV para la 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado

Mtro. Gerardo Cruz González*

 

Las Jornadas Mundiales del Migrante y del Refugiado, es un evento que desde 1914 se estableció en la Iglesia y ha sido una oportunidad para reflexionar sobre la situación de las personas en movilidad, orar por ellas y promover la solidaridad con los más vulnerables. En este contexto, el papa León XIV ha presentado un mensaje inspirador para la 111ª edición de esta Jornada, que se celebrará los días 4 y 5 de octubre de 2025, bajo el lema “Migrantes, misioneros de esperanza”. Este mensaje, publicado en el sitio del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral resuena con un llamado a reconocer en los migrantes y refugiados no solo a personas en busca de una vida mejor, sino también a portadores de una esperanza que transforma comunidades y fortalece la fe.

 

Un mensaje centrado en la esperanza

 

El papa León XIV, en su mensaje para la 111ª Jornada, destaca el valor y la resiliencia de los migrantes y refugiados, quienes a pesar de enfrentar innumerables desafíos como la pobreza, la persecución, las guerras y la miseria, se convierten en testigos vivos de la esperanza. En un mundo marcado por conflictos e injusticias, el Santo Padre subraya que “los migrantes y refugiados son privilegiados testigos de la esperanza”. Su valentía y tenacidad reflejan una fe que trasciende las dificultades visibles, confiando en la providencia divina y en la posibilidad de un futuro mejor.

El tema elegido, “Migrantes, misioneros de esperanza”, conecta directamente con el espíritu del Jubileo en curso, un tiempo de renovación espiritual y reconciliación. El Papa invita a ver a los migrantes no solo como personas en necesidad, sino como agentes activos de transformación. Al llegar a nuevas tierras, los migrantes, llevan consigo el mensaje de Cristo, revitalizando comunidades eclesiales que, en palabras del Papa, a veces se vuelven “rígidas y cansadas”. Su presencia fomenta el diálogo interreligioso y promueve valores comunes como la fraternidad, la solidaridad y la confianza en un futuro compartido.

 

La migración como peregrinación espiritual

 

El mensaje del papa León XIV establece un paralelismo entre la experiencia de los migrantes y la peregrinación espiritual de la Iglesia hacia el Reino de los Cielos. Inspirándose en la narrativa bíblica del Éxodo, el Santo Padre describe a los migrantes como un reflejo del pueblo de Dios en camino, confiando en la guía divina a través de desiertos, fronteras y mares. “Muchos migrantes hacen experiencia del Dios compañero de viaje, guía y aún de salvación. A Él se aferran antes de partir y a Él recurren en las situaciones de necesidad”. Esta espiritualidad migratoria, marcada por la oración y la confianza, los convierte en auténticos misioneros que testimonian la presencia de Dios en medio de las adversidades.

El Papa también enfatiza que los migrantes no solo reciben, sino que ofrecen un regalo a las comunidades que los acogen. En sus rostros, los cristianos están llamados a reconocer “el rostro de Jesús que se ha hecho huésped y peregrino en medio de nosotros”. Este encuentro no es unidireccional: los migrantes enriquecen la fe de las comunidades locales, recordándoles el destino último de la humanidad, que es la comunión con Dios.

 

Un llamado a la acción y la fraternidad

 

El mensaje del papa León XIV no se queda en una reflexión teológica, sino que lanza un claro “llamado a la acción”. Inspirado por el mandato evangélico de acoger al extranjero (Mt 25, 35), el Santo Padre invita a las comunidades cristianas a crear “espacios de encuentro” donde los migrantes y refugiados sean acogidos, protegidos, promovidos e integrados. Este llamado se ha materializado en iniciativas concretas en todo el mundo, como las organizadas durante la Jornada en diversos años por la Red Clamor, una red latinoamericana consistente en marchas, vigilias de oración, momentos de convivencia y encuentros con hermanos migrantes, que reflejan la creatividad y el compromiso de la Iglesia.

El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, por su parte, ha acompañado este mensaje con una campaña comunicativa que incluye materiales en varios idiomas, como guías para caminatas meditativas, subsidios litúrgicos y videos que destacan las rutas migratorias más peligrosas, como la atlántica y la centroamericana. Estas herramientas buscan inspirar a las comunidades a caminar junto a los más vulnerables, reconociendo en ellos la presencia de Cristo.

 

Superar las barreras del miedo

 

El papa León XIV, en línea con su predecesor Francisco, también aborda los desafíos que enfrenta la acogida de migrantes en un mundo donde el miedo, la polarización y la exclusión a menudo dominan en diversas sociedades. Frente a esto, el Papa propone una perspectiva transformadora: acoger al migrante es una oportunidad para superar el miedo y encontrar a Jesús en el otro. “Quien acoge, trabaja por la paz”.

El mensaje también recuerda la importancia de los instrumentos internacionales, como los Pactos Mundiales de las Naciones Unidas sobre migraciones y refugiados de 2018, que buscan garantizar la dignidad y los derechos de las personas en movilidad. Sin embargo, el Papa insiste en que la verdadera respuesta está en la fraternidad vivida en las comunidades locales, donde cada encuentro con un migrante se convierte en una ocasión para construir puentes y no muros.

 

Hacia el Jubileo del Migrante

 

La 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebrará excepcionalmente el 4 y 5 de octubre de 2025 debido al Jubileo del Migrante, será una oportunidad para profundizar en este mensaje de esperanza. El papa León XIV invita a las comunidades cristianas a seguir “mapeando la fraternidad”, compartiendo testimonios, fotos y videos de sus iniciativas a través del correo communication@humandevelopment.va. Esta invitación no solo busca visibilizar las buenas prácticas, sino también inspirar a otros a unirse a esta misión de acogida y solidaridad.

 

Conclusión

 

El mensaje del papa León XIV para la 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado es un canto a la esperanza que nace del encuentro con el otro. Los migrantes, con su fe y su resiliencia, no solo son receptores de ayuda, sino misioneros que renuevan la vida de la Iglesia y de la sociedad. En un mundo herido por la guerra y la injusticia, el Santo Padre nos recuerda que cada paso dado junto a un migrante es un paso hacia Cristo, un paso hacia la construcción de un futuro más fraterno y esperanzado. Como él mismo afirma, “los migrantes y refugiados son testigos de una fe que ve más allá de lo que nuestros ojos pueden ver”. Que esta Jornada sea una oportunidad para caminar juntos, con los más vulnerables, hacia la Patria celestial.

 

 

*Coordinador de Formación y Reflexión de la Red Clamor -CELAM

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