Marcelo A. Lemos*
Seis años después del Sínodo para la Amazonía, la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) se presenta como un signo maduro de un largo proceso eclesial que, más allá de las estructuras, busca encarnar una nueva forma de ser Iglesia a partir de la escucha profunda de los pueblos y de los territorios. Su existencia es, en sí misma, la concreción de una respuesta eclesiológica nacida de sensibilidades concretas de la Amazonía, con implicaciones significativas para toda la Iglesia universal.
De la escucha a la institución: una semilla nacida de la tierra
La CEAMA se originó a través de procesos y no mediante decretos. Su origen se encuentra en el camino sinodal convocado por el papa Francisco en 2017, que culminó con la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica en 2019. A través de las voces de los pueblos originarios, ribereños, afrodescendientes, migrantes y tantos agentes eclesiales, emergió con claridad la urgencia de una conversión pastoral, ecológica y sinodal. El llamado era firme: es necesario un nuevo modo de organización y presencia de la Iglesia en la Amazonía. Instituida en 2020, la CEAMA es expresión de la sinodalidad con rostro territorial.
Es la primera conferencia eclesial de este tipo, que reúne no solo obispos, sino también laicas y laicos, religiosas, religiosos y representantes de los pueblos. Es una estructura de comunión y corresponsabilidad, modelada por el espíritu de “Querida Amazonía” e iluminada por una eclesiología que valora los rostros plurales de la Iglesia desde los territorios.
2025: un hito de madurez y proyección eclesial
Este año 2025 marca un momento emblemático para la CEAMA. Se cumplen seis años del Sínodo para la Amazonía, tres años desde la aprobación de sus Estatutos por el Vaticano, y se realiza el Encuentro de Obispos de la Amazonía, reuniendo obispos de los nueve países que integran la región panamazónica. Más que un evento, este encuentro es signo de la comunión que se va tejiendo desde los territorios como respuesta al desafío de ser una Iglesia con rostro amazónico y espíritu sinodal desde el reconocimiento que es a los obispos el primero llamado a la conversión eclesiológica.
Un momento clave de este año fue la audiencia oficial entre el papa León XIV y el presidente de la CEAMA, el Cardenal Pedro Barreto, el pasado 1 de julio en Roma. Esta audiencia ha sido recibida como una confirmación explícita del valor eclesial del camino de la CEAMA, un gesto de comunión que valida esta novedad histórica de una Iglesia que quiere caminar con los pueblos, desde las periferias hacia el centro. En palabras del Papa, la CEAMA representa una expresión concreta de una Iglesia en salida, que se deja interpelar y transformar por los clamores de los territorios.
En este mismo espíritu, la CEAMA está desarrollando su Plan Apostólico Sinodal 2026–2030, fruto de una escucha profunda, de procesos de discernimiento comunitario y de reflexión pastoral. Este plan será presentado para su aprobación en la Asamblea General de 2026, donde también se elegirá una nueva presidencia para la Conferencia. El plan trazará las prioridades apostólicas sinodales, orientando la acción pastoral de la Iglesia en la Amazonía en torno a cuatro verbos: anunciar, custodiar, tejer y convertir.
Una eclesiología que nace del suelo y mira al futuro
La CEAMA representa un avance significativo en la comprensión y vivencia de la sinodalidad. No se trata solamente de transformar estructuras, sino de permitir que la lógica de la escucha, del discernimiento compartido y de la corresponsabilidad impregne la vida eclesial. Esta visión está claramente asumida en la CEAMA, donde las decisiones se deberán tomar en asamblea y con la participación de una pluralidad de sujetos eclesiales.
Además, la CEAMA está llamada a crear nuevos modos de cooperación entre Iglesias locales, conferencias episcopales y organismos continentales como el CELAM y la REPAM, manteniendo un vínculo estrecho con los dicasterios de la Santa Sede. Es un laboratorio eclesial donde la comunión se convierte en camino de conversión misionera, y donde la Amazonía deja de ser solo objeto de atención para convertirse en sujeto de propuesta.
Desde la Amazonía para el mundo
El papa Francisco ha repetido que “la periferia es el centro”. La CEAMA es un ejemplo vivo de ello. Su trayectoria demuestra que es posible aprender de los territorios eclesiales periféricos, donde germinan experiencias, prácticas y visiones que enriquecen a toda la Iglesia. La Amazonía no es solo destinataria de la misión, sino fuente de renovación misionera para el mundo.
La CEAMA es, por tanto, un signo profético de una Iglesia en salida, una estructura inédita que revela cómo la sinodalidad puede encarnarse en las realidades locales sin perder la comunión con el todo. Su camino apenas comienza, pero su existencia ya puede inspirar a comunidades eclesiales, organismos pastorales y estructuras eclesiales en distintos continentes.
Que el horizonte de la Asamblea General de 2026 y la implementación del Plan Apostólico Sinodal fortalezcan aún más esta experiencia eclesial que nació del suelo fértil de la Amazonía, creció con la fuerza de sus ríos y sigue ofreciendo frutos para toda la Iglesia.
*Secretario Ejecutivo de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA). Doctorando en el Programa de Posgrado en Desarrollo, Sociedad y Cooperación Internacional en el Centro de Estudios Avanzados Multidisciplinarios de la Universidad de Brasilia y Doctorando en Sociología y Antropología en la Universidad Complutense de Madrid.
______________________________________________________________________
PORTUGUÊS:
CEAMA: uma resposta desde a Amazônia para a Igreja no mundo
Marcelo A. Lemos*
Seis anos após o Sínodo para a Amazônia, a Conferência Eclesial da Amazônia (CEAMA) se apresenta como um sinal maduro de um longo processo eclesial que, para além das estruturas, busca encarnar uma nova forma de ser Igreja a partir da escuta profunda dos povos e dos territórios. Sua existência é, em si, a concretização de uma resposta eclesiológica nascida das sensibilidades concretas da Amazônia, com implicações significativas para toda a Igreja universal.
Da escuta à instituição: uma semente nascida da terra
A CEAMA surgiu por meio de processos e não por decretos. Sua origem está no caminho sinodal convocado pelo Papa Francisco em 2017, que culminou com a Assembleia Especial do Sínodo dos Bispos para a Região Pan-Amazônica em 2019. Por meio das vozes dos povos originários, ribeirinhos, afrodescendentes, migrantes e tantos agentes eclesiais, emergiu com clareza a urgência de uma conversão pastoral, ecológica e sinodal. O chamado era firme: é necessário um novo modo de organização e presença da Igreja na Amazônia. Instituída em 2020, a CEAMA é expressão da sinodalidade com rosto territorial.
É a primeira conferência eclesial desse tipo, que reúne não apenas bispos, mas também leigas e leigos, religiosas, religiosos e representantes dos povos. Trata-se de uma estrutura de comunhão e corresponsabilidade, moldada pelo espírito da Querida Amazônia e iluminada por uma eclesiologia que valoriza os rostos plurais da Igreja a partir dos territórios.
2025: um marco de maturidade e projeção eclesial
O ano de 2025 marca um momento emblemático para a CEAMA. Completam-se seis anos do Sínodo para a Amazônia, três anos desde a aprovação de seus Estatutos pelo Vaticano, e realiza-se o Encontro de Bispos da Amazônia, reunindo bispos dos nove países que integram a região pan-amazônica. Mais do que um evento, esse encontro é sinal da comunhão que vai sendo tecida a partir dos territórios como resposta ao desafio de ser uma Igreja com rosto amazônico e espírito sinodal, reconhecendo que é aos bispos que cabe o primeiro chamado à conversão eclesiológica.
Um momento chave deste ano foi a audiência oficial entre o Papa Leão XIV e o presidente da CEAMA, o Cardeal Pedro Barreto, no último 1º de julho, em Roma. Essa audiência foi recebida como uma confirmação explícita do valor eclesial do caminho da CEAMA, um gesto de comunhão que valida essa novidade histórica de uma Igreja que quer caminhar com os povos, das periferias ao centro. Nas palavras do Papa, a CEAMA representa uma expressão concreta de uma Igreja em saída, que se deixa interpelar e transformar pelos clamores dos territórios.
Nesse mesmo espírito, a CEAMA está desenvolvendo seu Plano Apostólico Sinodal 2026–2030, fruto de uma escuta profunda, de processos de discernimento comunitário e de reflexão pastoral. Esse plano será apresentado para aprovação na Assembleia Geral de 2026, ocasião em que também será eleita uma nova presidência para a Conferência. O plano traçará as prioridades apostólicas sinodais, orientando a ação pastoral da Igreja na Amazônia em torno de quatro verbos: anunciar, custodiar, tecer e converter.
Uma eclesiologia que nasce do chão e olha para o futuro
A CEAMA representa um avanço significativo na compreensão e vivência da sinodalidade. Não se trata apenas de transformar estruturas, mas de permitir que a lógica da escuta, do discernimento compartilhado e da corresponsabilidade impregne a vida eclesial. Essa visão está claramente assumida na CEAMA, onde as decisões devem ser tomadas em assembleia e com a participação de uma pluralidade de sujeitos eclesiais.
Além disso, a CEAMA é chamada a criar novos modos de cooperação entre Igrejas locais, conferências episcopais e organismos continentais como o CELAM e a REPAM, mantendo um vínculo estreito com os dicastérios da Santa Sé. Trata-se de um laboratório eclesial onde a comunhão se torna caminho de conversão missionária, e onde a Amazônia deixa de ser apenas objeto de atenção para se tornar sujeito de proposta.
Da Amazônia para o mundo
O Papa Francisco repetia: “a periferia é o centro”. A CEAMA é um exemplo vivo disso. Sua trajetória demonstra que é possível aprender com os territórios eclesiais periféricos, onde germinam experiências, práticas e visões que enriquecem toda a Igreja. A Amazônia não é apenas destinatária da missão, mas fonte de renovação missionária para o mundo.
A CEAMA é, portanto, um sinal profético de uma Igreja em saída, uma estrutura inédita que revela como a sinodalidade pode se encarnar nas realidades locais sem perder a comunhão com o todo. Seu caminho apenas começou, mas sua existência já pode inspirar comunidades eclesiais, organismos pastorais e estruturas eclesiais em diferentes continentes.
Que o horizonte da Assembleia Geral de 2026 e a implementação do Plano Apostólico Sinodal fortaleçam ainda mais essa experiência eclesial que nasceu do solo fértil da Amazônia, cresceu com a força de seus rios e continua oferecendo frutos para toda a Igreja.
*Secretário Executivo da Conferência Eclesial da Amazônia (CEAMA). Doutorando no Programa de Pós-Graduação em Desenvolvimento, Sociedade e Cooperação Internacional no Centro de Estudos Avançados Multidisciplinares da Universidade de Brasília e Doutorando em Sociologia e Antropologia na Universidade Complutense de Madri.