Skip to content Skip to footer

Dilexit nos, una introducción a la vida espiritual

Dilexit nos,

la introducción a la vida espiritual que nos dejó Francisco

Mauricio González SJ

Al enseñar, un buen maestro o maestra va paso a paso y explica la importancia y razón de cada momento y acción. Cuando leí Dilexit Nos por primera vez me dio la impresión de que, con su carta, Francisco actuaba como maestro y le ofrecía a la Iglesia un gran curso de introducción a la espiritualidad. Estaríamos hablando de un curso que nos recuerda que la experiencia central de la vida cristiana, que consiste en sentirnos amados y amadas por Jesús, es accesible para cualquier persona.  

La carta atrapa desde el principio porque apela al corazón como primera imagen; Francisco no pudo haber escogido una experiencia más humana. ¿Quién no tiene un corazón? o,incluso, ¿quién no ha sentido que el mundo, con su ajetreado e insensible ritmo, le hace olvidar que tiene uno? Es desde esa imagen que Francisco nos ayuda a tener presente que la vida contiene misterios que nuestra mente no sabe leer. Éstos se expresan en lenguajes sólo accesibles al corazón. Y es que en la vida hay experiencias que nos llevan a reconocer que “nada que valga la pena se construye sin el corazón” (DN n. 6) Cuando aprendemos a poner nuestras vidas bajo el “dominio político” del corazón, éstas pueden ser otras: apasionadas, agradecidas, profundas (DN n. 13).

Es así como la carta nos ayuda a ver que, para iniciar un camino espiritual, andar con el corazón es un requisito; él nos sabrá guiar. Todavía más, Francisco busca que el primer destino de nuestro peregrinaje espiritual sea el encuentro con otro Gran Corazón. Se trata de una experiencia que, como dice Javier Melloni, será “puerta y puerto” para la vida cristiana. Así, la invitación central es a encontrarnos con el Corazón de Jesús que, como fuente de amor en su paso por la tierra, nos amó primero.

Su cuidado de la mujer adúltera, su compasión por la viuda que había perdido a su hijo o su parábola del buen samaritano son gestos, miradas y palabras que acompañan la historia de un corazón sensible e inquieto. Un corazón que nunca ha de separarse de la persona de Jesús y que, así como recibió, acompañó y alegró a los de su tiempo, todavía hoy puede ser para los creyentes cálido lecho, sala de escucha y pozo de agua viva. Hacia allá es que se dirige la invitación de Francisco: a que seamos cercanos y cercanas al Sagrado Corazón de Jesús que vive para nosotros; sólo espera ser buscado.

La encíclica continúa compartiendo las experiencias de creyentes que han alimentado su caminar espiritual con la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Fieles que se han reconocido a sí mismos pobres y habitados por una carencia que quiere ser llenada por el amor de Dios, aun con las intermitencias e inciertos que acompañan esta experiencia (DN 148). Fiel a su carácter ignaciano y a su seguimiento de Jesús, Francisco termina la carta invitando a la acción, a que el reconocimiento del amor recibido pueda ser fecundo y participe así del ciclo de amor comenzado con la creación.

«Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la Vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte» (1 Jn 3, 14). Así lo constataban las comunidades a las que Juan escribió y que dejaron surgir ese dinamismo que comienza en uno mismo, pero que después no puede más que salir. Uno se siente habitado por un tesoro que no puede quedarse para sí. La misión traspasa lo pragmático y “a la luz del Sagrado Corazón (…) se convierte en una cuestión de amor” (DN 208).

Ahí está, entonces, esa gran introducción a la espiritualidad para los creyentes de hoy y de mañana que tiene la gran bondad de ser sencilla y cercana. Realmente accesible para cualquiera. Apenas con un año de publicada, vemos ahora Dilexi te que Francisco pensó como complemento  y que, al estar dirigida al amor hacia los pobres, seguro será una gran invitación a abrir ese corazón que, como ya se dijo, está invitado a saberse amado y amante.

 

 

*Te invitamos a conocer nuestras publicaciones sobre el Sagrado Corazón de Jesus, entre ellas la encíclica «Dilexit nos» y la exhortación del papa León XIV «Dilexi te».

 

Leave a comment