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a) Hoy común…

Una joven pareja se besa en el autobús. Al mismo tiempo, en la radio suena una canción romántica en la que exaltan los labios de la persona amada. A través de la ventana se puede observar a una madre besando a su bebé, mientras camina frente a una publicidad en la que aparece un hombre acercando su boca a la mejilla de una mujer.
En la actualidad, nos encontramos familiarizados con el beso como una muestra de afecto filial, romántica o pasional, y es natural que observemos representaciones relacionadas con esta práctica en diferentes espacios públicos o privados.
b) …ayer especial

Pero en los primeros siglos del cristianismo, la situación era diferente. En el imperio romano, el beso romántico (savium) y filial (basium) era considerado como una práctica vergonzosa, de carácter meramente privado. Por su parte, el beso público permitido (osculum) únicamente era dado cuando se deseaba demostrar respeto o agradecimiento, al momento de saludar o despedirse; por ejemplo, al saludar a alguien de mayor jerarquía política o militar, o al “cerrar” contratos y acuerdos.
Por su parte, la Iglesia primitiva se apropió de esta practica de su tiempo, y la vivió de manera singular. Así, el osculum, o beso de saludo y respeto, se integró de manera natural a la vida comunitaria, dando como resultado el conocido “beso santo”.
c) Un beso para todos los cristianos

El beso santo se menciona cinco veces en el Nuevo Testamento, como una exhortación de saludo entre los miembros de cada comunidad cristiana: “Salúdense unos a otros con beso santo” (Romanos 16, 16).
¿Por qué fue llamado ‘beso santo’? En el Nuevo Testamento, la palabra “santidad” designa a aquellas personas que han creído la Buena Noticia de salvación y que, como creyentes, buscan agradar y servir a Dios.
De esta manera, el tradicional beso de saludo se reinterpretó, adquiriendo una profundidad mayor, pues la exhortación buscaba unir a la familia de Dios, dotando de un sentido de pertenencia a aquella personas que abandonaban sus tradiciones en pos de Cristo y que, probablemente, fueron exiliadas y rechazadas de sus comunidades.
Así, el beso santo pasó a ser, concretamente, un saludo común entre miembros de la Iglesia; un llamado a la unidad entre cristianos; una demostración abierta de amor con la nueva familia íntima en Cristo…
