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En el corazón de nuestra fe, la Palabra de Dios ocupa un lugar central. Precisamente, una herramienta que nos ayudará a profundizar en las Sagradas Escrituras, y en la relación con Dios Padre-Madre, es la Lectio Divina. Este método antiguo de oración y meditación nos invita a un encuentro personal con Cristo, la Palabra viva.
Sigue leyendo para enterarte más al respecto y celebrar el mes de septiembre, dedicado a la Biblia.
¿La Lectio Divina? ¿De qué estamos hablando?
La Lectio Divina –lectura divina– es la lectura de la Escritura en aras de la oración. La Pontificia Comisión Bíblica nos señala también que:
La Lectio Divina es una lectura individual o comunitaria de un pasaje de la Escritura, acogida como Palabra de Dios, y que se desarrolla bajo la moción del Espíritu en meditación, oración y contemplación (La interpretación de la Biblia en la Iglesia, 1993).
Fue alrededor del año 1150 d. C. que el monje cartujo Guigo II, noveno prior de la Gran Cartuja de la ciudad francesa de Grenoble, sistematiza y estructura este modo de orar la Escritura. El esquema expuesto por Guigo II es cuatripartito: lectio, meditatio, oratio y contemplatio.
Un previo para orar
Si te interesa utilizar el método de la Lectio Divina, ten en cuenta estos pasos previos:
- Consigue una Biblia con una traducción actualizada y, si es posible, con notas de apoyo para asimilar de una mejor manera lo que se lee y ore. Te recomendamos la Biblia de nuestro pueblo.
- Comienza tu día leyendo un breve pasaje de los Evangelios.
- Puede ser de utilidad alguna pista musical que sirva de fondo y que te invite a la serenidad.
- Puedes utilizar las lecturas del día de la liturgia como punto de partida. En los Señalamientos bíblicos encuentras las referencias anuales.
- Busca el apoyo de un grupo para que en comunidad comprendan más la Escritura y compartan la fe.
- Elige un lugar y espacio adecuados y en donde puedas estar en calma y sin distractores. Desconecta el celular.
Los pasos de la Lectio Divina
Ahora sí… El itinerario de la Lectio Divina es un proceso que nos ayuda entrar en sintonía con Dios. Igualmente, este modelo orante de la Palabra se relaciona con nuestro cuerpo y espíritu. Los pasos son sencillos y podemos describirlos de la siguiente manera:
- Prepara el corazón: Encuentra un lugar adecuado. Disponte a escuchar. Concéntrate en el silencio. Pide al Espíritu Santo que te acompañe y guíe para leer y escuchar la voz de Dios.
- Lee (lectio): Lee algún pasaje de la Biblia, previamente seleccionado, y pon atención a cada una de sus palabras. Procura captar el mensaje principal del texto. Nos preguntamos: ¿Qué dice el texto? ¿Cuál es el mensaje de fe que contiene?
- Medita (meditatio): Profundiza, ahonda, penetra en la Palabra que ha quedado repicando en ti y descubre el mensaje que te dice. Nos preguntamos: ¿Qué me dice el texto? ¿Cómo interviene en mi vida?
- Ora (oratio): Habla con Dios como si estuvieras hablando con un amigo, con una persona muy querida. Nos preguntamos: ¿Qué quiero decirle a Dios al leer su Palabra?
- Contempla (contemplatio): Escucha lo que Dios te dice en tu corazón, déjate guiar por él, déjate mirar por él. Dios está en tu corazón. Aquí no hay preguntas, solamente resta agradecer tanto bien recibido.
- Conclusión y acción: Después de orar, es recomendable anotar en una libreta (que puedes usar como tu diario espiritual) lo más significativo del momento. Recuerda que las invitaciones del Señor nos mueven a actuar y comprometernos.
Por último…
La Lectio Divina es un muy buen recurso para crear comunidad. Por eso es importante también que en familia, con tus amistades o con tu grupo parroquial practiquen los pasos que la conforman. Estamos seguros que será de mucho consuelo para ti y para quienes apoyen esta actividad.
No olvidemos que, además de adquirir poco a poco un mayor conocimiento bíblico, la Lectio Divina fomenta nuestro crecimiento interior, pues esta forma de orar con la Biblia es muy recomendable en la actualidad, ya que nos ayuda a encontrar respuestas y consuelo ante la incertidumbre del ajetreo cotidiano.
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